En el episodio de hoy te voy a contar sobre las suffragettes, mujeres sufragistas que a principios del siglo XX lucharon por el derecho al voto femenino muchas veces a costa de su propia vida.
Podes escuchar el episodio relacionado acá:
Las sufragistas fueron mujeres que, como te conté recién, lucharon por obtener el voto femenino, y su particularidad estaba en que la mayoría de las veces debían infringir la ley para conseguirlo, ya que en esa época era la única forma de ser vistas o escuchadas. Es decir, no tenían otra opción.
El término suffragette surgió en el Daily Mail en 1906 como una forma despectiva de distinguir a las sufragistas moderadas y a las suffragettes que iban al choque, como una manera de dividirlas a pesar de que el reclamo en sí era el mismo.
Las suffragettes pertenecían a la Unión Social y Política de Mujeres, una organización fundada en el Reino Unido en 1903 por Emmeline Pankhurst, quien estaba a favor de las acciones directas de protesta como las marchas y actos de relaciones públicas. Esta organización era el contrapunto de la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino, creada en 1897 y liderada por Milllicent Fawcett, que estaba conformada por el sector sufragista británico moderado en el que participaban tanto mujeres como hombres.
Si bien la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino de Fawcett llevaba más tiempo que la Unión Social y Política de Mujeres de Pankhurst, la primera hacía todas sus campañas enmarcadas en la legalidad, algo que no tuvo mucho resultado y por eso la organización de Pankhurst dio tanto que hablar. Así, las suffragettes basaron sus reclamos en la provocación y la rebeldía bajo el lema “Deeds, not words!” es decir: “hechos, no palabras”. Acá empezó a ponerse picante el asunto, ya que entre 1905 y 1913 se encarcelaron a una 1100 suffragettes y crecieron tanto la represión como las reacciones políticas ante este maltrato.
Desde 1909 las suffragettes empezaron una nueva forma de reclamo: las huelgas de hambre entre las mujeres encarceladas, algo que trajo consigo otra polémica. Esta negativa a comer llevó a que el gobierno británico imponga la alimentación forzada, hasta que en 1913 se aprobara el Prisoners Act. Para que te des una idea de lo horrible que era esta alimentación obligatoria, imaginate que te meten una sonda por la nariz y te pasan comida triturada por ahí.
Este Prisoners Act decía que cuando una huelguista estaba demasiado débil, era entonces liberada pero más tarde se la debía encarcelar nuevamente, ya cuando su vida estuviera fuera de peligro. O sea que piadoso, lo que se dice piadoso, no fue.
Hay quienes dicen que la extrema militancia de las suffragettes fue lo que demoró en varios años el derecho al voto de las mujeres en Reino Unido, pero seamos realistas: si recordamos todo lo que hicieron fue porque de otra forma nadie las habría escuchado. Es más, antes de grabar este este episodio yo no tenía ni idea de la existencia de otra unión de mujeres en favor del voto femenino, así que válida o no la forma de ejecutar su reclamo, lo cierto es que tuvieron su recompensa.
Luego de tantas protestas, en 1918 se concedió el derecho a voto a todos los hombres mayores de 21 años y a las mujeres mayores de 30 años con ciertas características como: ser propietarias de tierras, o arrendatarias que tuvieran un arrendamiento anual superior a 5 libras, o que sean diplomadas de universidades británicas.
La igualdad no llegaría sino hasta 1928, cuando las mujeres pudieron votar a partir de los 21 años en retribución a los servicios que habían prestado durante la Primera Guerra Mundial. Así y todo, aún faltaba mucho para la universalidad.
Antes de esta guerra la mujeres estaba considerada intelectualmente inferior al hombre, y se la tenía como incapaz de pensar por sí misma. Es por esto que parecía lógico que no tuviera los mismos derechos civiles que los hombres, entre ellos votar.
Poco a poco con los años fue cambiando esta perspectiva peyorativa de parte de las mismas mujeres, quienes empezaron a tomar valor para pedir por los mismos derechos que sus pares hombres. Con la creación de la sociedad The Rights of Women en 1876 y de la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino en 1897, se intentó convencer a los hombres respecto del derecho de las mujeres a votar y elegir.
Uno de los argumentos que tenían Hubertine Auclert y Millicent Fawcet, líderes de estas organizaciones, fue que las mujeres debían obedecer las leyes y, por lo tanto, parecía razonable que tuvieran el derecho de participar en la creación de las mismas.
Y como estos argumentos pacíficos no tuvieron eco en ningún lado, Emmeline Pankhurst apareción en 1903 con la Unión Social y Política de Mujeres, junto a sus hijas Christabel y Sylvia, para llevar a cabo un reclamo más violento con el fin de conseguir más igualdad entre hombres y mujeres.
Las suffragettes ridiculizaron las instituciones con supremacía masculina y se metieron a la fuerza en lugares exclusivos para hombres, como un campo de golf. Y esto no fue todo, también tuvieron una mártir, Emily Davison, quien murió mientras intentaba detener al caballo del rey Jorge V cuando participaba de un derby.
Al poco tiempo llegó la Primera Guerra Mundial y los hombres empezaron a ir al campo de batalla, dejando muchos empleos vacantes para las mujeres a pesar de que hasta hacía poco eran puestos exclusivamente designados a hombres.
Acá el movimiento sufragista femenino se dividió. Por un lado Emmeline y Christabel Pankhurst trataban de calmar las aguas, adaptadas a la nueva realidad del país; por otro estaba Sylvia Pankhurst, más radical y combativa, que quiso continuar con los reclamos de choque otorgando flores a los hombres mayores de edad que aún no habían ido a la guerra, como símbolo de cobardía por su parte.
Como ya te conté antes, en 1918 el parlamento briánico votó una ley para que algunas mujeres pudieran votar, y recién en 1928 las condiciones para votar fueron iguales para hombres y mujeres. De esta forma, el Reino Unido fue el octavo país en el mundo en instaurar el voto para las mujeres.
A todo esto, mientras estuvo la Primera Guerra Mundial, en 1915 las suffragettes fundaron el Endell Street Military Hospital, un hospital militar instalado en una antigua nave industrial en la zona de Covent Garden que estaba dirigido exclusivamente por médicas y enfermeras suffragettes. Gracias a la buena labor del hospital, la concepción popular de las suffragettes cambió para bien.
Dicho todo esto, te invito a que veas la película de 2015 llamada La Sufragistas, protagonizada por Carey Mulligan y Meryl Streep, en la que se retrata muy bien cómo fue el reclamo, quiénes fueron estas mujeres valientes que se atrevieron a todo por un ideal, y todo lo que tuvieron que pasar para que vos y yo hoy podamos votar.
Y sí, ya sé que acá en Argentina fue distinto, pero también tuvimos nuestras sufragistas, y para conocer su historia podes ver el documental llamado Sufragistas de Canal Encuentro, protagonizado por Muriel Santa Ana, que podes ver en Youtube y que realmente vale la pena.
**Las fotos de este post fueron extraídas de búsquedas en Google**
Recorda que si te gustó este post, hay muchos más para disfrutar en el blog. La semana pasada hablé sobre Lady Di, y antes te conté la historia del Underground, la Torre de Londres y el té, entre tantas otras historias interesantes sobre la cultura británica.
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