En este post te voy a contar la historia de la Conspiración de la Pólvora, también conocida como el Gunpowder Plot, que se hizo famoso por la película V de Vendetta que tomó la idea para recrearla en un futuro distópico.
Remember, remember!
The fifth of November,
The Gunpowder treason and plot;
I know of no reason
Why the Gunpowder treason
Should ever be forgot!
La conspiración de la pólvora fue un complot fallido organizado por un grupo de provincianos católicos ingleses, entre quienes se encontraba el famoso Guy Fawkes, cuyo objetivo era matar al rey Jacobo I, a su familia y a la mayor parte de la aristocracia protestante de la época.
La idea era explotar el palacio de Westminster (el parlamento británico) durante la apertura de Estado a realizarse por el rey el 5 de noviembre de 1605. No conformes con eso, también planeaban secuestrar a los herederos a la corona que no estaban en el parlamento para incitar la rebelión del pueblo.
*La conspiración contada para niños*
Los conspiradores pretendían lograr el levantamiento de los católicos ingleses para rebelarse en contra de las medidas penales anticatólicas que se habían adoptado en los últimos años, y así poner a un rey católico en el trono inglés.
Y era todo risas para los conspiradores hasta que el gobierno los descubrió. Condenaron a muerte a la mayor parte de los conspiradores y esto les dio pie a los líderes de la época para endurecer las medidas anticatólicas (o sea, todo mal les salió). Se dice que este complot formó parte de una operación conocida como la Contrarreforma católica, compuesta por varios intentos de asesinato contra Jacobo I.
Jacobo fue un rey escocés que además era anglicano, y fue el que vino después de Isabel I, una reina que se había mostrado bastante en contra de los católicos leales al Papa, prohibiéndoles ir a misa y obligándolos a asistir a los oficios religiosos de la nueva Iglesia de Inglaterra.
En 1587, Isabel mandó a ejecutar a María Estuardo, su prima escocesa, católica y potencial amenaza al trono, para evitar la posible chance de un golpe de Estado por parte de los católicos.
Cuando Jacobo llegó al poder, como estaba casado con una reina católica se pensó que se suavizarían las leyes anticatólicas impuestas por Isabel pero no, se endurecieron, aunque su aplicación fue menos contundente. Cabe mencionar que Jacobo no era hijo de Isabel sino de María Estuardo, la ejecutada.
Así las cosas, el 26 de marzo de 1604 comenzó la idea de la conspiración de la pólvora entre Robert Catesby, Thomas Winter y John Wright, y después se sumó Guy Fawkes porque tenía una larga experiencia en asuntos bélicos. El plan era poner cargas de pólvora en los sótanos del Parlamento y hacerlas estallar en la próxima apertura del rey.
Al año siguiente, en 1605, se sumaron varios más a la conspiración: en total fueron doce. Entre ellos fueron almacenando 36 barriles de pólvora en los sótanos del parlamento para explotarlos cuando el rey entrase al recinto en octubre, pero una epidemia de peste hizo que la ceremonia se aplazara hasta el 5 de noviembre.
Todo venía marchando relativamente bien, hasta que unos diez días antes del convite un noble católico, William Parker, recibió un anónimo que le advertía del peligro de asistir a la ceremonia de apertura del parlamento, pero esto levantó el avispero y así fue como el 4 de noviembre el conde de Salisbury mandó al jefe de seguridad del Parlamento a registrar todo el edificio.
No va que ahí encuentran a Guy Fawkes ultimando los detalles para la explosión pautada para el día siguiente. Fue torturado para que hable y acá los historiadores no se ponen de acuerdo: algunos dicen que dio nombres de los cómplices y otros dicen que no. De todas formas, Guy no la pasó nada bien.
Tampoco la pasaron bien algunos de los conspiradores, a los que detuvieron y ejecutaron en el acto. Otros lograron escapar, pero tarde o temprano serían apresados y ejecutados también por la guardia inglesa.
Y te preguntarás qué castigo recibieron Guy Fawkes y los demás que fueron sometidos a juicio. Pues bien, no se los mató de una sino que recibieron el mismo trato que se usaba con los traidores: se los colgó del cuello sin dejarlos morir, les cortaron los genitales tirándolos al fuego frente a sus ojos, los destriparon y les arrancaron el corazón antes de decapitarlos y despedazarlos.
No conformes con eso, sus cabezas fueron clavadas en picas para exponerlas al público y los restos de sus cuerpos fueron dados a los pájaros como alimento.
Guy Fawkes, a todo esto, evitó sufrir de más y saltó de la escalera del patíbulo con la soga al cuello, así que murió al instante (de esa forma lo que hicieran después con él medio que no valía la pena más que para el morbo). Lo curioso de este llamemos “espectáculo”, es que la gente tuvo que pagar para verlo como cualquier otro evento masivo.
La gran pregunta es la misma que se hacía Marc Anthony “¿valió la pena?”. Y, la verdad, no. A los católicos la cosa se les puso peluda porque se les prohibió servir como oficiales del ejército, se los estigmatizó socialmente, se los privó del voto, y lo peor es que la mayoría de ellos desconocían este atentado, así que tampoco se sabe qué hubiera pasado si todo salía bien y lo volaban al Jacobo. Se especula con la idea de que igual no iban a reaccionar como esperaban los conspiradores, por miedo a las represalias.
Lo que quedó de este episodio fue la celebración anual de la Bonfire Night o noche de las hogueras cada 5 de noviembre, en la que se incendian muñecos de Guy Fawkes para dar gracias a Dios por impedir el atentado y “proteger a los protestantes de la conspiración católica”.
Con el tiempo esta celebración fue perdiendo el significado patriótico y anticatólico y quedó más que nada como una fiesta popular, donde la imagen de Guy Fawkes fue sucedida por otros personajes odiados: desde Hitler hasta Margaret Thatcher, entre tantos otros.
Quedó la costumbre de que los guardias del Parlamento registren el edificio todos los años antes de la ceremonia de apertura donde aparece el monarca de turno, más que nada como precaución y tradición, porque el sótano donde se planearon los hechos desapareció en el incendio de 1834 y hoy en día si quieren hacer un atentado, hay medios muchos más sofisticados que los cargamentos de pólvora.
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